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Gracias a las medidas adoptadas para enfrentar la pandemia,  la cosecha 2020 de manzanas y peras del Valle de Rio Negro finalizo sin sobresaltos. Mientras que el  Coronavirus no fue un problema, sí lo fueron décadas de política adversa que llevaron a un achicamiento del sector frutícola del Valle del Rio Negro  y sus exportaciones. Esto no se revertirá sin un cambio radical de la visión que tiene la sociedad argentina frente a la fruticultura.

Cosecha 2020 satisfactoria

Cuando se inició la campaña a fines de enero, nadie se imaginaba que esto no iba a ser un año normal. En pocas semanas el mundo cambiaría radicalmente, afectando todos los aspectos de la vida.

La campaña se inició unos días más tarde a lo habitual, dado que las frutas no habían alcanzado un buen tamaño. El primer barco zarpó del puerto de San Antonio en febrero,  en vez de hacerlo en  enero. Durante las primeras semanas la cosecha se desarrolló en forma tranquila. No hubo conflictos sociales, ni mayores problemas logísticos que alterasen el ritmo habitual de recolección. Cuando en marzo la pandemia alcanzó a la Argentina se impusieron normas y protocolos de seguridad sanitaria para poder seguir trabajando. Desde la cosecha, los empaques y transporte tuvieron que adaptarse a las nuevas disposiciones. Por suerte las empresas pudieron hacerlo, sin que esto afectase  la segunda parte de la cosecha. A diferencia de otras regiones frutícolas del mundo, no hubo inconvenientes con  los cosecheros. Los mismos ya estaban en la región cuando el mundo se paralizó por la pandemia, por lo cual pudieron continuar con su labor y una vez finalizada regresaron a sus hogares.

A principio de mayo la cosecha estaba levantada, embalada, exportada o guardada en las cámaras de frío para su posterior comercialización.

Peras 2020

La producción se ubicó dentro del rango de los últimos 4 años, estimándose en 570.000 toneladas. Si lo comparamos con años previos (2010-2015) faltan unas 100-150.000 tons. La principal caída se dio en las Williams, siendo su cosecha una de las más bajas de los últimos años, debido a una menor carga de frutos y falta de tamaño de la misma. La producción de Packhams y D´Anjou fue normal, ubicándose dentro del rango promedio. Se esperaba un plus en las Abate Fetel y otras variedades de menor incidencia.

Manzanas 2020

La cosecha fue más bien pobre. Se estimó una caída del 5 al 10% con respecto a los últimos 3 años. Si lo comparamos con años previos (2000-2015) la merma es mucho más marcada y llega al 40-50%.

La caída de este año se debe a la baja cosecha de la principal variedad, la Red Delicious. Según a quién se pregunta, las estimaciones de caída en la producción van desde el -15 al -30%. Probablemente, como suele ser, hay un reducido volumen de Red Delicious de calidad superior. Este problema viene arrastrándose desde hace muchos años. La producción de Granny se recuperó luego de la mala campaña pasada. La de Gala fue menor a lo esperado; en parte por falta de tamaño. De la Pink Lady se esperaba una producción algo mayor a la de años previos.

Exportaciones que no se recuperaran

Entre enero a abril de este año Argentina exportó 186.000 toneladas de peras y 38.000 de manzanas. Estos valores se ubican dentro del rango de los últimos 5 años.

En caso de las manzanas hay un leve plus con respecto al 2019. Este se debe a que a en los dos primeros meses del año se realizaron mayores envíos a Brasil, pero se trató de la manzana de la vieja cosecha. Con el avance de la campaña este plus se va diluyendo; los muy bajos envíos a  ultramar pronto compensarán este plus. A Europa, Rusia y Norteamérica se han embarcado volúmenes mínimos, las mermas con respecto al 2019 y 2018 son del 20 al 40%.

En caso de pera se recuperó en parte el envío a la Unión Europea, luego de la brusca caída del 2019, volviéndose a niveles similares al 2018 y 2017. Por otro lado cayeron los envíos de pera a Norteamérica, luego de 2-3 años en los cuales se había ganado participación en este mercado. También se registran menores envíos a Brasil, producto de la conflictiva situación por la pandemia que está sufriendo nuestro vecino. Este es el único caso en el cual el Coronavirus afectó la exportación argentina.

Décadas de mala política hacia el sector frutícola

La falta de recuperación de nuestras exportaciones asombra, si se tiene en cuenta que este año los mercados externos se mostraron favorables, ante una menor producción de manzanas y peras en Europa (no fue el caso de Norteamérica donde se registró una mayor cosecha).

Más aún asombra si vemos la evolución de las exportaciones de los diferentes países frutícolas. Sobran los ejemplos de países que han avanzado con sus exportaciones durante los últimos años, mientras que Argentina se achicaba cada vez más. Esto fue el caso de Sudáfrica, Chile, Perú, Nueva Zelanda, Colombia, Méjico, Marruecos, Egipto, etc.

Las brusca caída que sufrió la exportación de las frutas argentinas durante las últimas dos décadas es resultado de una inadecuada política hacia las producciones regionales y la exportación de frutas. Independientemente del color político de turno, la política fue adversa y logró destruir a la fruticultura del  Valle del Río Negro que en algún momento fue pujante. Pero eso fue hace mucho. Las eternas crisis de los últimos 20-30 años empobrecieron a toda la región y acentuaron la diferencia entre pobres y ricos.

La responsabilidad no es únicamente de los políticos, eso es una excusa demasiado fácil. Los diferentes sectores que hacen a la fruticultura del Valle, desde empresarios, exportadores, industriales, asesores, productores y sindicatos aportaron su grano de arena para la involución desastrosa. Los intereses sectoriales siempre estuvieron por encima del bien de todo el sector productivo. Sobran ejemplos de acciones y decisiones que se tomaron para beneficiar alguno de los actores en detrimento de otros, siendo negativos para el conjunto.

No sirvieron los esfuerzos puntuales, subsidios, aportes solidarios, ayudas a los sectores vulnerables, ni los múltiples estudios y proyectos realizados. Se ha desperdiciado mucho tiempo y dinero, sin lograr el efecto buscado.

Para lograr salir debemos hacer un cambio radical de la visión que tenemos nosotros y nuestra sociedad acerca de la fruticultura. Es fundamental que este cambio de visión sea independiente del color político de turno. La fruticultura y la exportación requieren de una política de apoyo de largo plazo con una clara visión a donde se quiere llegar. En este proceso todos los sectores involucrados deben sumar sinergias, haciendo propia la visión del conjunto. A nuestro entender esta es la única vía para que el Valle de Rio Negro vuelva a ser una región próspera, en la cual todos lograríamos una mejora en nuestro bienestar.

Ing.Agr.Betina Ernst